O como el suave roce de nuestros labios, o como el pequeño instante de una mirada, o como la droga de tus besos, o como el amor de tus caricias, o como el olor que siempre me hace cerrar los ojos para recordarte. O incluso como la pequeña chispa de odio mezclada con una pizca de inocencia y estupidez.
No sigo tu velocidad, siempre me quedo atrás.
Como la melodía de tu canción favorita, o como esas ganas de ponerte a gritar, o de salir corriendo. Como el pequeño sueño que se queda grabado en el espejo al ver que hoy estás algo más delgadita, o como ese fuerte deseo de saltar a tus brazos. O como cuando subes al primer tren que ves y te extravías en cualquier vieja y solitaria estación, o cuando toca romper los esquemas para tenerte, o cuando noto tu mirada fija en mi. O cuando siento que puedo tocar el cielo con los dedos porque tú me levantas; o cuando veo que hay más, mucho más por lo que luchar, porque no quiero entrar en el olvido.
Fuiste un putón, pero eras my love.
Haces que mi cielo recupere ese gran azul, que se giren los ejes de mi mundo, que cambie mi dirección, que siempre haya segundas en todas mis palabras, que mis sueños sean probables, que todo tiempo junto a ti es poco, que mi amanecer sea con una sonrisa. Me da igual el día, o la hora en que entraste por esa puerta, o cuando me dije que tú eras para mí, me importa cuando veo me abrazas y tu olor entra en mi, cuando pierdo el norte y me dejo llevar, cuando veo que me dejas en un callejón sin salida para que salte a tus brazos.
Se coló en mi habitación, amor de verano.