Pensé que me moría.

Cuando miré a mi lado y no os vi, estabais allí, haciendo lo posible por verme feliz. Cuando recuerdo nuestros primeros enfados, o en nuestras primeras miradas de odio, cada vez que pienso que cualquier palabra que os diga puede ser la última, que cada tontería en esta historia cuenta, quizá como lo que más, cada lloro, cada sonrisa, cada mirada, cada palabra, cada promesa tonta, cada apuesta imposible, cada sueño inalcanzable, cada locura genial, cada beso inesperado, cada insulto, cada enfado, cada foto, cada tarde, cada cara de felicidad, sí, esa que ponéis al ver que llega alguien importante para vosotros, esa que no quiero que se os vaya, esa con la que me miráis y me habláis cada día, con esa con la que me creáis la mía. Si vosotros no estáis yo tampoco, porque cuando digo todo y que os necesito es en serio. A pesar de nuestros problemitas a veces, todavía no me he arrepentido de conoceros, nunca. No puedo pedir más, porque no hay más ya lo tengo todo yo. Nos queda una vida entera felices, que lo último que quiero oír es un "Esta es la última vez." o "Adiós, hasta nunca.". Somo iguales y distintos a la vez, unos putos bipolares felices. Y este verano, inolvidable, dudo que el mejor porque me quedan un montón de veranos con vosotros. Seguidme, que será perfecto.